Esto es lo que quiero
hacer yo, esta fue
la frase que pensé cuando vi el impresionante ambiente que se vivía en la Isla
de Lanzarote a consecuencia de una de las pruebas más duras en el deporte, el Ironman.
Salida del Ironman de Lanzarote en Playa del Carmen |
A medida que avanzaban las horas, el nerviosismo se palpitaba
en los participantes, no he visto mayor burocracia y check-in en ninguna otra
prueba deportiva, está claro que no se te puede olvidar ni el más mínimo
detalle; pensé yo, dentro de mí “ si todo el mundo trabajase tan minuciosamente
como en las horas previas a la prueba todo funcionaría mejor; ya teníamos la
bicis colocadas, bolsas en su sitio, neopreno, gafas etc…, toca descansar, mañana será el gran día. Bueno descansar es un decir,
entre que uno se levanta a las cinco de la mañana y que los nervios no le dejan
dormir cuando no te das cuenta les ves con los pies en la arena húmeda de la
playa, con su neopreno y todos con el mismo gorro (¡como para buscar a
alguien!). Es aquí donde tuve una gran envidia sana como entrenador, quería
estar ahí, pero todo llega y el próximo año me veo con el neopreno
completamente nervioso.
Arturo preparando su material para el Ironman. |
La salida de la natación es increíble, 1800 participantes se
disponen a realizar 3.800 metros en un mar calmado y una temperatura perfecta.
Todos los atletas de Zagros salen en mayor o menor tiempo del agua en perfectas
condiciones; comienza la transición a la bicicleta; les esperan 5, 6, 7 u 8
horas de durísimas pedaladas por los pasajes más bonitos del mundo. Digo que es
durísima porque es lo único que se habla después de la prueba, y lo puede
presenciar con mis ojos. Tras dejar la bicicleta, los atletas tenían las
piernas reventadas, destruidas, agotadas y por delante 42 km corriendo con un
calor intenso. Era el momento de
echarles una mano e intente correr con toda la gente de Zagros en mayor o menor
medida, apoyándoles y animándoles, lo necesitaban, después de todo lo que
llevaban en sus piernas, cabeza y estómago.
Es por ello, que me vengo hacia Madrid escribiendo este
artículo en el avión con la satisfacción de haber colaborado con unos atletas
que se merecen todo, en especial a Arturo (mi pupilo) por haber logrado su
tercer y más duro Ironman.
Nos vemos al año que viene (como participante) así que
empieza lo duro… A ENTRENAR.
Óscar Álvarez Campillo
Entrenador Personal de Zagros Sports La Moraleja.
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