martes, 22 de mayo de 2012

MI EXPERIENCIA COMO TRAINER EN EL IRONMAN DE LANZAROTE




Esto es lo que quiero hacer yo, esta fue la frase que pensé cuando vi el impresionante ambiente que se vivía en la Isla de Lanzarote a consecuencia de una de las pruebas más duras en el deporte, el Ironman.

Salida del Ironman de Lanzarote en Playa del Carmen

A medida que avanzaban las horas, el nerviosismo se palpitaba en los participantes, no he visto mayor burocracia y check-in en ninguna otra prueba deportiva, está claro que no se te puede olvidar ni el más mínimo detalle; pensé yo, dentro de mí “ si todo el mundo trabajase tan minuciosamente como en las horas previas a la prueba todo funcionaría mejor; ya teníamos la bicis colocadas, bolsas en su sitio, neopreno, gafas etc…,  toca descansar, mañana será el gran día. Bueno descansar es un decir, entre que uno se levanta a las cinco de la mañana y que los nervios no le dejan dormir cuando no te das cuenta les ves con los pies en la arena húmeda de la playa, con su neopreno y todos con el mismo gorro (¡como para buscar a alguien!). Es aquí donde tuve una gran envidia sana como entrenador, quería estar ahí, pero todo llega y el próximo año me veo con el neopreno completamente nervioso.



Arturo preparando su material para el Ironman.

La salida de la natación es increíble, 1800 participantes se disponen a realizar 3.800 metros en un mar calmado y una temperatura perfecta. Todos los atletas de Zagros salen en mayor o menor tiempo del agua en perfectas condiciones; comienza la transición a la bicicleta; les esperan 5, 6, 7 u 8 horas de durísimas pedaladas por los pasajes más bonitos del mundo. Digo que es durísima porque es lo único que se habla después de la prueba, y lo puede presenciar con mis ojos. Tras dejar la bicicleta, los atletas tenían las piernas reventadas, destruidas, agotadas y por delante 42 km corriendo con un calor intenso. Era el  momento de echarles una mano e intente correr con toda la gente de Zagros en mayor o menor medida, apoyándoles y animándoles, lo necesitaban, después de todo lo que llevaban en sus piernas, cabeza y estómago. 



Es por ello, que me vengo hacia Madrid escribiendo este artículo en el avión con la satisfacción de haber colaborado con unos atletas que se merecen todo, en especial a Arturo (mi pupilo) por haber logrado su tercer y más duro Ironman.

Nos vemos al año que viene (como participante) así que empieza lo duro… A ENTRENAR.



Óscar Álvarez Campillo
Entrenador Personal de Zagros Sports La Moraleja.

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